Después de un fin de semana largo larguísimo, donde agotamos la cuota de películas alquiladas de por lo menos dos meses gracias a Dean, el huracán que gracias a Dios no tocó suelo dominicano, el lunes 20, feriado, nos levantamos con deseos de salir de las cuatro paredes que nos mantenían "protegidos" del mounstro.
Cielo azul, nubes bien formadas y bultos de cámaras en manos, tomamos rumbo al sur, con destino supuesto a Salinas de Baní...
Hasta ahí todo era perfecto, hasta que empezó aquel tremendo aguacero, con truenos y relámpagos que nos obligó a devolvernos de San Cristobal, nuevamente a la Capital.
Y por supuesto, la Ley de Murphy se hace presente y al llegar nuevamente a la ciudad de Santo Domingo, cielo despejado, parcialmente nublado.
Cambio de planes, vamonos al zoológico Nacional -que tenía como 15 años que no visitaba- y SORPRESA: estaba cerrado.
Así que después de muchas vueltas y varios galones de gasolina abajo, terminamos nuestro recorrido en el Parque Mirador Norte...aún húmedo por las lluvias.