Conductor o Pasajero

De cuanto disfruto conducir es algo que he mencionado en más de una ocasión. Aquel poder que de alguna forma u otra da el simple hecho de ir detrás del volante. Sin embargo, y a pesar de mi aficción, el ir de pasajero te permite experimentar sensaciones que de otra forma no lo harías. Hoy, por ejemplo, fui a Santiago de pasajero...Caramba! Qué pintoresco es el camino que tantas veces he recorrido aferrada al guía de mi vehículo y concentrada en manejar...olvidándome de los detalles...De como el sol juega a perseguirnos, de las nubes y sus bellas formas...de aquellas montanas que cambian de tonalidad a medida que se alejan...De aquellas casas abandonadas...De aquel local que se vende...de aquella muchacha que vende dulces caseros...De aquellos ninos correteando en lo que llaman el patio de sus casas...
En fin, me pongo a reflexionar y me pregunto cuantas veces hemos sido conductores de nuestras vidas, cuando en realidad hemos pasado por ella sin saber que pasamos, como aquel poema de José Angel Buesa..."Pasarás por mi vida sin saber que pasaste, pasarás en silencio por mi amor, y, al pasar, fingiré una sonrisa como un dulce contraste del dolor de quererte y jamás lo sabrás"